Buenas preguntas

Rubén Sola Gil

¿Quieres tener buenas conversaciones con tu gente? Nuestras barajas pueden ayudarte.

Llevo unos meses trabajando en la segunda edición de El Juego. En este periodo de pensar en nuevas preguntas, he tenido muy presente la costumbre de uno de mis colegas:

Caleb tiene una especie de ritual para ciertos momentos: al conocer a alguien nuevo, al coincidir con un amigo en común, o en fechas señaladas como fin de año.

Su ritual consiste en hacer una serie de preguntas que pueden extenderse toda la tarde. Las preguntas varían según la persona y no suelen estar preparadas de antemano.

He intentado tener esto presente porque, aunque Caleb no sea del todo consciente, creo que sus preguntas tienen características que pueden servir como una guía para hacer buenas preguntas:

La primera de estas características, y la que creo que es la más importante, es que solo pregunta aquello que genuinamente le interesa. Caleb ignora todas las preguntas que “se deberían hacer” y va directamente a lo que quiere saber. Puede sonar brusco, pero esto tiene consecuencias inesperadas:

Si intentara complacer a las otras personas con sus preguntas, probablemente fallaría; sin embargo, al hacer preguntas para satisfacer su curiosidad, siempre acierta.

Hacer buenas preguntas es mucho más fácil cuando estas tienen una naturaleza egoísta. Escuchamos mejor cuando algo es interesante para nosotros que cuando lo hacemos para satisfacer a otros. Hacemos mejores preguntas sobre temas que nos interesan que para cumplir expectativas ajenas (1).

La buena noticia es que hacer preguntas egoístas no se siente así para la persona que tenemos delante. Al contrario, mostrar que realmente nos interesa algo sobre ella, termina siendo agradable para esa persona (2). Es poco común sentir que a alguien le interesa genuinamente algo sobre nosotros, y cuando lo sentimos, esto hace que estemos mucho más abiertos a contar lo que sabemos u opinamos.

Otra de las ventajas de seguir tu curiosidad es que la probabilidad de que conectes varias preguntas es mucho mayor (3). Esto no ocurre cuando preguntas para satisfacer a otros. Es muy difícil adivinar cuáles son las partes interesantes de aquellas cosas que no te interesan:

Imagínate que preguntas algo que realmente no te importa; es probable que, en cuanto tengas la respuesta, sientas que “ya has hecho lo que debías hacer”. No sabrás por dónde seguir preguntando, y entonces, esperarás a que esa otra persona añada más información (o que te pregunte a ti).

En cambio, si haces una pregunta que realmente te interesa, la respuesta de esa persona rara vez te bastará para saciar tu curiosidad. Cuando alguien nos cuenta algo interesante, lo normal es que nos surjan más preguntas (4).

Y la razón por la que hacer varias preguntas seguidas, en este caso, no se siente como un interrogatorio es porque sus preguntas no tienen una respuesta “correcta” o “incorrecta”.

Caleb pregunta de forma abierta sobre temas más bien subjetivos. No busca tener razón, sino aprender. Esto hace que la persona no se sienta examinada, y así responda y piense con más tranquilidad. Esto último es otra de las características de sus preguntas; te hacen pensar.

Pero esto no significa que sean complejas. Hace un tiempo escuché a Rosalía decir que, a la hora de preparar las instrumentales y voces para Motomami, iba quitando elementos hasta quedarse solo con el esqueleto, con la estructura mínima que mantuviera la canción (5). Creo que esta técnica puede ser útil para formular preguntas.

El minimalismo es amigo de las buenas preguntas. Todo lo que añadimos de más, puede condicionar la respuesta. Si mantenemos solamente el esqueleto, aumentamos la libertad en la respuesta.

Los niños pequeños son especialmente buenos en esto. Probablemente hayas tenido alguna experiencia en la que un niño te haya hecho una pregunta y hayas pensado, <<este niño es un prodigio>>. Creo que esto se debe a dos factores:

El primero es que no tienen miedo a hacer preguntas directas. Los niños no conocen muchas de las reglas sociales que los adultos seguimos. Hay muchas preguntas interesantes que no hacemos por miedo a que la otra persona se sienta incómoda (6). La virtud de los niños es la ignorancia de todas estas reglas (7).

El otro factor, también con su origen en la ignorancia, es que los niños no entienden cosas básicas que nosotros tampoco entendemos, pero damos por hecho. Por esto, cuando un niño pregunta algo simple, nos obliga a reflexionar sobre eso (por tener que explicarlo) y nos damos cuenta de que en realidad no es tan básico (8).

En el otro lado de la balanza, a veces creemos que las buenas preguntas tienen que ser profundas y vulnerables. Ahora que estoy preparando la segunda edición de la baraja, me he dado cuenta de que la primera peca un poco de esto.

Podemos creer que una conversación sobre nuestros miedos es más valiosa que otra que habla sobre nuestros intereses, pero existe una gran barrera para hablar de lo primero y una gran disposición para lo segundo.

Caleb pregunta más sobre intereses que sobre preocupaciones.

Además, hablar de lo que nos interesa es una muy buena forma de que nuestras preocupaciones “decrezcan”. Es bueno mantener nuestros intereses vivos cuando las preocupaciones aprietan. Y una de las mejores formas de hacerlo es hablando de estos con otras personas.

Si quieres hablar sobre temas interesantes, preguntarle a alguien sobre sus intereses es una muy buena idea. Encontrarás a personas que te cuentan sus intereses de tal forma que acaba siendo interesante para ti. Así expandirás tu campo de curiosidad, y como consecuencia, tu probabilidad de hacer buenas preguntas (9).

 

Gracias a Seilor por leer los borradores de este texto.

Si has llegado hasta aquí, me encantaría que me contaras lo que te ha parecido este ensayo. Puedes escribirme a somosbarullo@outlook.com y contarme todo lo que te nazca. Estoy abierto a discutir cualquier idea.

 

Notas:

  1. No recuerdo donde lo escuché, seguramente en algún vídeo de Youtube, pero alguien dijo “to be interesting, you have to be interested”, que vendría a ser algo como “para ser interesante, tienes que estar interesado (o tener interés por las cosas)”. Creo que esto también aplica a las preguntas. Las mejores preguntas vienen de personas muy curiosas. Me pasa que pongo “creo que” antes de cada pregunta para lavarme las manos. A partir de ahora verás todos los “creo que” y te agobiará lo mismo que a mí.

  2. No creo que los famosos estén de acuerdo con esta afirmación. Probablemente a los periodistas les interese genuinamente la vida de otras personas, pero el saber que esto se va a publicar sin el consentimiento de la persona hace que el interés “genuino” no sea tan atractivo. Hasta hoy, Caleb no ha publicado ninguna de las respuestas que le han dado en ningún periódico.

  3. Las buenas preguntastienen una especie de interés compuesto. Varias buenas preguntas hechas una detrás de otra son infinitamente mejor que la suma de cada una de ellas hechas de forma aislada.

  4. "La curiosidad, cuando se alimenta, no disminuye, sino crece". Creo que leí esto en algún ensayo de Paul Graham, pero no lo encuentro por ningún lado.

  5. Te dejo por aquí la entrevista en la que lo dice. Minuto 4:48.

  6. O peor, las hacemos, pero para evitar que sean incómodas, añadimos mucha frase sobreexplicatoria para que la persona no la malentienda.

  7. También parten con la ventaja de que sabemos que sus preguntas no se hacen con malicia. Estamos de acuerdo en que hay algunas preguntas que no se deben hacer, solo que si nos las hace un niño hay mayor probabilidad de pensar en ellas más que en la persona que la hace.

  8. Creo que no hay preguntas suficientemente “básicas” como para no ser preguntadas. Muchas de las cosas que damos por hecho son la base de nuestro comportamiento o vida y, sin embargo, no pensamos sobre ellas hasta que alguien nos pregunta.

  9. Es técnicamente imposible escuchar hablar a Ferran Adrià sobre cocina y que no se te contagie algo de su pasión: Ferran Adrià degustando el menú como control de cualidad

  • Hace poco hablé con mi madre y me dijo que hay preguntas que, a pesar de interesarte, no se hacen por miedo a hacer evidente nuestra ignorancia. Entiendo lo que quiere decir. Probablemente lea esto dentro de un tiempo y piense que es una sobresimplificación, pero hoy en día pienso que, si algo realmente te interesa, perder la oportunidad de aprender sobre eso te da mucho más miedo que evidenciar tu ignorancia.
  • No he dado ningún ejemplo de las preguntas que Caleb suele hacer porque no quiero que se tomen como ejemplos literales. Y porque no me acuerdo exactamente de ninguna de ellas.
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